La astrología en busca de respetabilidad
La falta de evidencias no ha obstaculizado un negocio en auge



NUEVA DELHI, sábado, 19 junio 2004 (ZENIT.org).- Los entusiastas de la astrología acaban de ganar una batalla en la India en sus esfuerzos por obtener credibilidad académica. El Tribunal Supremo de la nación ha confirmado la decisión del 2001 de la University Grants Commission (UGC) de introducir cursos en astrología védica para titulaciones de graduados y posgraduados, informaba la revista india Frontline el 5 de junio. La decisión del tribunal, del 5 de mayo, rechazaba una demanda contra la aprobación de la UGC puesta por varios académicos.

En su petición al tribunal, los académicos defendían que la astrología védica no puede considerarse parte del estudio científico, puesto que la astrología carece de los atributos y cualidades básicas implicadas en la investigación científica. Específicamente, defendían, la astrología no usa el método científico de investigación aceptado que se caracteriza por la falseación, la verificación y la repetitividad.

En el año 2001, la UGC animó a que los planes universitarios abrieran departamentos de astrología. Tras 41 proyectos, la UGC aceptó propuestas de 21 universidades. El artículo de la revista Frontline calificaba la decisión del tribunal supremo de «serio revés para los esfuerzos de la comunidad científica y las personas racionales que han hecho una campaña implacable contra esta perniciosa medida».

Sin embargo, el autor del artículo se consolaba con la reciente derrota del Partido Bharatiya Janata (BJP) en las elecciones nacionales en la India. El BJP, observaba el artículo, respaldó la astrología y otras prácticas similares como parte de su apoyo a la cultura tradicional hindú.

Los defensores de la astrología no se limitan a la India. El 16 de mayo, el Sunday Times británico hacía la reseña de un libro publicado por un miembro de la Royal Astronomical Society, el Dr. Percy Seymour, en el que presta cierto crédito a la astrología. Seymour, antiguo profesor de astronomía y de astrofísica en la Universidad de Plymouth, indicaba que no cree en la validez de los horóscopos de las estrellas. Sin embargo, en su libro «The Scientific Proof of Astrology», sostiene que el desarrollo cerebral puede verse afectado por el campo magnético de la tierra, especialmente durante el crecimiento del niño en el vientre materno. Este campo magnético sufre los efectos de las interacciones con el sol, la luna y otros planetas.

La reseña observaba, sin embargo, que Seymour es una figura solitaria en su defensa de la astrología en círculos científicos. Sir Martin Rees, el astrónomo real, ha descrito la astrología como «absurda», observaba el Sunday Times. «No hay lugar para la astrología en nuestra visión científica del mundo; además sus pretensiones predictivas no pueden resistir ningún examen crítico», comentaba Rees.

Rentabilidad pero ninguna prueba

Un ejemplo de este tipo de examen ha sido un estudio de más de 2.000 personas desarrollado durante algunas décadas, informaba el periódico británico Telegraph el 17 de agosto del año pasado. El estudio se interesaba por un grupo de personas nacidas a principios de marzo de 1958. Muchos de los bebés nacieron con una diferencia de minutos unos de otros, según la astrología, deberían tener muchos rasgos en común.

Los investigadores examinaron más de 100 características diferentes, incluyendo la profesión, el estatus marital y los niveles de inteligencia. En sus hallazgos, publicados en el Journal of Consciousness Studies, los científicos informaron que no había evidencia de similitudes entre aquellos que habían nacido al mismo tiempo.

Uno de los investigadores, el Dr. Geoffrey Dean, afirmó que los resultados han minado las pretensiones de los astrólogos, que trabajan normalmente con datos de nacimiento mucho menos precisos que los usados en el estudio. «A veces sostienen que la diferencia del momento del nacimiento en apenas un minuto puede alterar lo que ellos llaman ‘las casas’», afirmaba. «Pero en su trabajo, se contentan con cualquier hora que puedan conseguir del cliente».

Pero aunque los científicos puedan despreciar la astrología, el público en general acude en tropel a leer lo que dicen las estrellas. Quienes escriben las columnas astrológicas en los principales periódicos pueden cobrar sueldos de entre 250.000 a 500.000 libras (458.000 a 917.000 dólares), informaba el periódico británico Guardian el 12 de enero.

Y esto es sólo el inicio. Además de esto están las entradas por vía telefónica. La información del periódico pone los ingresos totales del astrólogo del Daily Mail, Jonathan Cainer, en más de 2 millones de libras (3,6 millones de dólares).

En Italia, según la revista semanal Famiglia Cristiana del 25 de enero, los 22.000 astrólogos y videntes clasificados de la nación tienen unos ingresos totales de 550 millones de euros (613 millones de dólares). Las revelaciones periódicas de fraudes y evasiones de impuestos no han disminuido en Italia la popularidad de lo oculto. Un decreto del 2002 del gobierno intentaba introducir restricciones a los anuncios televisivos que vendían servicios astrológicos o de echadores de cartas, especialmente extendidos en las 600 pequeñas estaciones que alcanzan las áreas locales. Pero hasta ahora los efectos del decreto han sido limitados.

Desenmascarados

Quienes buscan argumentos en contra de la astrología y de otras supersticiones tienen ahora una práctica fuente en el recientemente publicado «Debunked!» (Desenmascarado). El libro fue publicado originalmente en Francia hace dos años. Los autores, Georges Charpak, un físico del Centro Europeo de Física de Partículas de Ginebra, y Henri Broch, profesor en la Universidad de Nice-Sophia Antipolis, tratan una amplia variedad de temas.

El libro observa que algunas personas defienden la exactitud de los horóscopos, sosteniendo que han predicho eventos con exactitud. Sin embargo, el simple acaecer de sucesos que han sido predichos no da validez a la astrología, defienden Charpak y Broch.

Lo que sucede, dicen los autores, es que tales personas están convencidas de que están tratando con horóscopos escritos específicamente para ellos. Pero lo que actúa es lo que los autores denominan «efecto pozo». Los horóscopos normalmente utilizan generalizaciones vagas, haciendo fácil que las personas se reconozcan a sí mismas en lo descrito. Estas descripciones «son profundas sólo en el sentido de que un pozo es profundo --profundamente huecas, es decir, vacías», escriben los autores--.

Tales descripciones no se basan, de hecho, sobre lo que los astrólogos saben de la gente, sino sobre lo que la gente espera que sea verdad de sí mismos. Junto a esto, los astrólogos cuentan con que la gente se olvida rápidamente de sus predicciones pasadas. Los tabloides de supermercado, por ejemplo, publican regularmente predicciones para el fin de año, tales como asesinatos, que simplemente se repiten cada año.

El libro también cita ejemplos de afirmaciones de populares astrólogos que revelan la falta de conocimientos astronómicos básicos. Una astróloga sostenía que dos personas nacidas bajo el signo de Capricornio –uno el 9 de enero de 1924, y otro en la misma fecha en 1960 - estarían bajo las mismas influencias planetarias, puesto que el sol está en el mismo lugar en el cielo. Pero, observan los autores, esto no es para nada cierto, puesto que hay una diferencia entre la órbita de la Tierra alrededor del sol entre estas dos fechas de no menos de 780.000 millas.

De hecho, los signos zodiacales de nacimiento, tan comunes en las columnas astrológicas, ligados a las supuestas cualidades personales de aquellos que nacen bajo ellos, están basados principalmente en posiciones astronómicas trazadas hace miles de años. El problema con esto es que el eje de rotación de la Tierra está en continuo cambio. El eje pivota, de forma similar a una peonza, completando una revolución cada cerca de 25.790 años. Como resultado, los signos zodiacales en uso hoy en día por los astrólogos no corresponden del todo con las constelaciones representadas cuando originalmente se hicieron las cartas.

El libro sigue desenmascarando otros fenómenos como la levitación, el andar sobre carbones ardientes o el doblar metales. Con respecto a los eventos que tienen que ver con coincidencias inusuales y que requieren, por ello, alguna explicación paranormal, los autores recomiendan que el público estudie la teoría de la probabilidad, que revela rápidamente que muchos de los sucesos supuestamente inusuales quedan en realidad bajo los límites de los acontecimientos probables.

Los autores concluyen que la sociedad está actualmente infectada de pensamiento poco científico, lo que ha permitido que lo oculto se transforme de un asunto local en un reino de grandes negocios. Parece que la sociedad moderna no es tan racional y científica después de todo.
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